orpresa. Ese es el adjetivo que mejor define la undécima gala de los premios BAFTA de los videojuegos.
Desde que la gala se llama 'Premios BAFTA de videojuegos' en 2004, antes se llamaba 'Premios BAFTA del entretenimiento interactivo', nunca la gala había estado tan repartida en el tema de nominaciones.
En la séptima, a pesar de ser 7 nominaciones, los que acaparaban los mayores vítores, fueron Assassin's Creed: La Hermandad, Call of Duty: Black Ops y Heavy Rain. Por su parte, la quinta, también con 7 nominaciones como tope, se encontraban: Call of Duty 4: Modern Warfarey Grand Theft Auto IV.
El London Hilton ya no presidía la ceremonia, y por segundo año consecutivo, se celebraba en el Tobacco Dock, conocido porque aquí se celebró la RuneFest 3 y 4 un evento perteneciente al MMORPG RuneScape.
La gala, por primera vez, no la presentaba Dara O'Brien, el cómico irlandés y presentador de televisión, sino que se le dejaba el papel principal a Rufus Hound, un cómico inglés, que sacó a relucir por la capital británica la irónica flema que tan famosos les ha hecho.
La gala se puede resumir en humor británico, esperanza y sorpresa. Esperanza porque, por primera vez, el juego que más alabanzas se llevó, y por tanto premios, fue un indie y no un Triple A. Monument Valley acaparó dos premios de los cuatro a los que estaba nominado, algo que pocos pueden presumir de ello.
Otra curiosidad es que ningún juego ganó más de un premio, exceptuando claro está a Monument Valley. Esto no ocurría desde la séptima edición, donde Heavy Rain se llevó tres premios... de siete. O en la tercera, donde se alzaron con dos galardones Tom Clancy Ghost Recon Advanced Warfighter, LocoRoco y Shadow of the Colossus, con ocho, ocho y cinco nominaciones respectivamente.
Un mensaje a la industria quizás, de que no vale cualquier envoltorio AAA que luego sea un C raspado. Y es que, los indies llevan varios años llamando a la puerta del reconocimiento y parece que la sartén está cambiando de mano. Y creo que no hay mejor prueba de ello que la categoría de deportes de este año.
OlliOlli se impuso a titanes como FIFA 15, Forza Horizon 2 o Madden NFL 15. Goleada, adelantamiento en el último minuto, 'touchdown' de victoria... La victoria de los chicos de Roll 7 es un golpe sobre la mesa. Y segunda decepción para Trials, que este año estaba con Fusion, pero que tampoco pudo ser. Ya lo intentaron en 2013, pero se alzó con la careta New Star Soccer.
Hubo una categoría nueva, juego persistente. Según la organización era para aquellos juegos en los que, a pesar de que el jugador no estuviera presente, la acción seguía sucediendo. El cartel era digno de ver: Destiny,RuneScape, EVE Online, World of Warcraft: Warlords of Draenor, League of Legends y World of Tanks.
El premio se lo llevó el juego con mayor tirón quizás hoy en día: League of Legends. El MOBA de moda tiene el mérito de llevarse el primer premio de esta nueva categoría. No sabemos si los eSports han influenciado en la decisión, pero lo cierto es que seguramente hayan tenido algo que ver en la creación de este premio.
También hay decir que es la primera vez que un contenido descargable (DLC) gana un premio. Es el caso de The Last of us: Left Behind, ganó el premio a mejor historia. Y quedó por delante de juegos como Far Cry 4 oThe Wolf Among Us.
Repitió como mejor interpretación Ashley Johnson por su papel como Ellie en The Last of Us: Left Behind. La hija de Mel Gibson en '¿En qué piensan las mujeres?' volvió a subirse a la tarima del Tobacco Dock por segundo año consecutivo para alzarse con la careta de los BAFTA. De nada sirvieron los malvados planes de Kevin Spacey en Call of Duty: Advanced Warfare o la trágica historia de Melissa Hutchinson en The Walking Dead.
En la palestra estaban. Destiny, Alien: Isolation, Dragon Age: Inquisition,Mario Kart 8, La Tierra Media: Sombras de Mordor y Monument Valley.
Las quinielas daban como favorito a Sombras de Mordor o a Dragon Age, pero la sorpresa y el estupor ocuparon por completo la sala. Bungie y Activision se alzaban con el mejor juego gracias a Destiny. Nadie de los allí presentes, ni de los que disfrutaron la ceremonia por Twitch, se lo podían creer.
Pero así fue, la undécima gala de los BAFTA se acababa con un sabor agridulce, una sensación de rareza en el ambiente, no se puso correctamente el broche de oro a una ceremonia, cuanto menos repartida. Donde muchos de ellos obtuvieron su justo galardón y donde unos cuantos no consiguieron acaparar el deseo de unos muchos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario